Sálvese quien pueda

Tobi y los chicos malos del oeste



sábado, 31 de julio de 2010

EL TIO MALA UVA

El tío mala uva


El anterior artículo, “Una fiesta sin fraude”, me salió demasiado largo y dejé en el tintero algunas reflexiones concernientes a los espectadores de las corridas de toros.
Es muy cierto cuando dices, Alberto, que la gran mayoría de los asistentes a las corridas de toros son los neófitos (“turistas”, en el romaní taurófilo), que van a deleitarse con el colorido dramático de la Fiesta sin entender ni pío de lo que ocurre en la arena; o las mujeres, más interesadas en lucir sus atuendos de moda y en distinguir a sus conocidos de tendido a tendido. Hay, también, curiosos que se jactan de saber de toros y que dicen sandeces durante la lidia (por lo general vociferando), y estos mismos son quienes más critican a los toreros y les mezquinan los trofeos.
Hay, por cierto, una minoría docta de aficionados entendidos --después de muchos años de ver toros, por lo general desde la niñez-- que gozan con todos los detalles de la Fiesta, con sus rituales centenarios, desde la vista del albero al ingresar a los tendidos hasta el paseíllo y, por supuesto, con cada acción del toro y del torero durante la lidia al compás de los pasodobles, que llenan el aire de esa música taurina que hace de la Fiesta el más completo regalo sensorial que pueda haber, pues se añaden al color, a las formas de movimientos plásticos y al teatro-verdad, que es el drama de la vida y la muerte.
Pero hay otra minoría de asistentes al espectáculo, los menos deseados por el verdadero aficionado, que son los sádicos que no salen satisfechos de la corrida si no ha habido tragedia, es decir una cornada.

Aclaro. Para el aficionado de verdad la faena ideal es aquélla en la que aparece por el toril un animal poderoso, fiero y potencialmente letal, al que el torero burlará con maestría y gracia (aquí el verdadero deleite del aficionado: la técnica y la estética del toreo), y que, gracias a su bravura, se le concederá el indulto, es decir, regresará vivo a la dehesa a procrear otros toros bravos. El buen aficionado es el que más aboga ante el juez de la corrida para que se le perdone la vida a un toro. Verdad que estos toros, llamados "de bandera", son excepcionales, pero cada vez más frecuentes, pues gracias a la selección zootécnica ahora el animal tiene más bravura que antes. He ahí la artificialidad de la existencia del toro de lidia, pues la conducta habitual, natural, de todo animal es defensiva, o sea lo que en jerga taurina se denomina mansedumbre.

Volvamos a esa especie de individuos que se filtran en las plazas de toros para satisfacer sus más bajas pasiones,
Como he dicho antes, durante nuestra estadía en Barcelona, mi padre, Javier y yo, íbamos hasta cuatro veces por semana a la Monumental a ver corridas de toros y novilladas, y en cada una de esas ocasiones asistía también "el tío mala uva", que se sentaba muy cerca de nosotros en el mismo tendido. Cada vez que un picador era derribado por el toro y caía indefenso a sus pies, el sujeto este se ponía de pie, enardecido, y gritaba a todo pulmón:

-“¡Métele el cuerno por el ojo!”

O cuando resbalaba algún banderillero, el tipo vociferaba, siempre eufórico, mientras todos los demás estábamos alelados y deseándole bien al hombre a merced de la fiera:

-“¡Sácale las tripas!”

Era un hombrecito bajo y flaco, cabezón y de nariz larga y ganchuda, pálido y de gesto agrio, que no hablaba con nadie. Es decir, la viva imagen de uno de esos a quienes en España llaman gafes y que nosotros denominamos “piñas” o “salados” o “jettatores”.
Algunos vecinos nuestros en el tendido, con quienes, por fuerza de la costumbre de vernos y de compartir la misma pasión varios días a la semana, habíamos establecido una relación amistosa, cada vez que veían llegar al tipo amargado ese, siempre de terno y con un periódico en la mano (que hasta se permitía leer en plena faena de puro aburrido cuando no había un percance), murmuraban entre dientes:

-“¡Joder, ya llegó el tío mala uva! ¡Hostias, qué mala leche la de este gafe!”

Pero nunca nadie le recriminó nada, entre otras cosas porque la democracia en una plaza de toros casi como que antecede a la del ágora ateniense. Cada cual es libre de expresarse sin cortapisas, hasta los malvados.

Sí, es cierto que hay sádicos que van a los toros a resarcirse de las patadas que les da la vida y a deleitarse con las cornadas que el destino --en este caso disfrazado de toro-- propina a los otros. Pero son los menos, y no como dice Alberto, una mayoría ávida de sangre ajena.
Es más, en mi fuero interno siempre vi al “tío mala uva” como un antitaurino que iba a la plaza a hurrar por el toro.
Esto ha sido confirmado después cuando he escuchado y leído que ciertas personas se alegran las veces que el torero recibe una cornada y hasta cuando pierde la vida en el ruedo.
¿Eres tú uno de ellos, Alberto? ¿Y lo son los otros antitaurinos de tu misma laya?


Ignacio

1 comentario:

  1. ¡Huachafería, apropiado peruanismo!

    Curiosos tiempos en los que vivimos...por el internet, donde no existe ninguna reglamentación ni censura, se ven horrores de crueldad humana contra los animales, peor aún, hacia el hombre mismo. Ejecuciones y violencias en “live”, despliegue perverso pornográfico de toda índole, yendo del sado-masoquismo, incesto, hasta la pedofilia. Para el goce solitario y mórbido de millones de personas ocultas detrás de una pantalla.
    Sin que nadie chiste so pretexto de la libertad de la comunicación e información

    Y que en Cataluña, España, sean censuradas y prohibidas las corridas de toros; so pretexto de crueldad con los animales, enardece de goce a algunos?
    Creen ellos que una tradición secular, expresión de identidad y cohesión cultural hispánica, va a desaparecer en nombre de la moral y de los “bien pensantes” catalanes? Lo dudo.
    Se creen estos, más civilizados que los franceses que practican la corrida de toros también? JAJAJAJA, no me hagan reír!

    Eso sabe a manipulación mediático- demagógica!

    Una vez más los catalanes de España (los hay en Francia y no sufren de esos complejos “separatistas”) buscando cualquier pretexto para distinguirse del resto de los españoles.
    Y a pocas semanas de haber ganado el mundial de futbol, cuando todavía los medias tienen ojos puestos en el país?

    Pura política!

    En consecuencia me parece más pertinente preguntarse: porque ahora que hay crisis económica en España, los catalanes se distinguen una vez mas del resto de la península con una ley "ridícula y mediática" sobre la prohibición de la corrida de toros en tierra española?

    Business señores!

    Los catalanes, han sido tradicionalmente mercaderes y hombres de negocio, herencia de sus antepasados judíos, fenicios y griegos.
    Por diversos factores socio-políticos y geográficos, esta región española predomino industrial y económicamente durante la dictadura franquista. Curiosamente desde la entrada en democracia de España, Cataluña ha perdido índices de producción. Ahora mismo es la quinta región española en poder económico, cuando hace solo 25 años era la primera.
    Sera que proclamando esta ley mediática pretenden crearse una “imagen internacional” bien pensante, “mas civilizada” y diferenciada del resto de los españoles, como durante la dictadura? Y así “salvar los muebles” y promover sus negocios?
    Posiblemente, son cosas de fenicios…por no decir habitudes de marranos (judíos reconvertidos) oportunistas

    Entiendo que algunos “hispánicos” no gusten de la corrida, por eso: por cuestión de gustos!
    Pero insisto, la fiesta brava es una tradición tan arraigada en nuestra cultura hispano-americana, que se ha manifestado y se sigue manifestando en todas sus artes, más allá de ruedos y burladeros. Manifestándose hasta con esas mujeres que van a “lucirse” en las corridas y esos turistas que van a buscar un poco de “autenticidad “cultural en esta época “ de mundialización”. Negarla en nombre de la moral "bien pensante" o censurarla so pretexto de la crueldad de la faena me parece……. HUACHAFO!

    Como me parecen huachafos y de mala leche los catalanes con ese golpe mediático, que en el fondo a nadie fuera de los concernidos hispanoamericanos les importan. O se imaginan que esto preocupa alemanes, ingleses, japoneses o chinos? Cada cultura lleva su lote de crueldad; perros comidos en China, gansos en Francia, toros en España, por no citar algunos y que nadie ignora.

    No, esto es una cachetada HUACHAFA y cobarde contra el resto de España que se encuentra mal, con la única e inútil finalidad de ganar partes de mercado aprovechando que ahora tras el mundial de futbol, los medios siguen focalizados en el país!!



    Por mi parte digo: VIVA EL ARTE DE LOS TOROS!,
    Tradición y cultura “viva” en el resto de España, América latina y Francia. Y lo seguirá, a pesar de la HUACHAFERIA catalana!

    Patricia Felicitas

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