Sálvese quien pueda

Tobi y los chicos malos del oeste



miércoles, 4 de agosto de 2010

Heredarás el viento




En Diciembre de 1940, en pleno Blitz de Londres, Arthur “ Bomber” Harris, luego Mariscal del Aire de la RAF, observando el incendio que consumía gran parte de la capital de Gran Bretaña hizo el siguiente comentario - ” La última vez que Londres ardió fue en 1666… bien, están sembrando el viento “ Tres años después, la noche del 27 de Julio, ochocientos bombarderos bajo su comando lanzaron un ataque incendiario sobre Hamburgo dentro de la llamada Operación Gomorrah. Esa noche las bombas incendiarias británicas desataron una tormenta térmica que consumió el oxígeno de varios vecindarios de la ciudad causando la muerte de cuarenta mil pobladores de Hamburgo. Niños, ancianos y mujeres murieron ahogados y envenenados por monóxido de carbono en los refugios antiaéreos o carbonizados fuera de ellos.
En total “Gomorrah” consistió en cuatro ataques nocturnos británicos dirigidos a la destrucción de la ciudad y sus habitantes más dos ataques diurnos a cargo del octavo Ejercito del Aire de los EE.UU. dirigidos contra las industrias e instalaciones portuarias de esa ciudad Hanseática. En total cerca de cincuenta mil civiles alemanes murieron como resultado de esa operación.
Luego vendrían Dresden, el trece y quince de Febrero de 1945 con 25,000 civiles asfixiados o carbonizados. Tokyo, el 9 de Marzo de 1945, con un estimado de 100,000 civiles muertos para terminar con Hiroshima y Nagasaki.

¿ Cual era la finalidad de estos ataques ? Tanto Harris como luego Curtis LeMay fueron claros en su estrategia. La finalidad era aterrorizar a la población civil para lograr una victoria temprana con el menor número de bajas en sus ejércitos. Robert McNamara contaba en sus memorias que LeMay le había comentado, que de haber ellos perdido la guerra, esperaba haber sido condenado como criminal de guerra y genocida. Si bien los actos que llevaron a cabo eran inmorales, la responsabilidad de no haber prevenido la muerte de aquellos que combatían bajo su mando hubiera sido un acto sido más inmoral.
Dicho de otra manera, el terrorismo, en la opinión de muchos, tiene justificación si logra sus cometidos.
En el caso de la Alemania Nazi, no lo lograron ya que el fanatismo de sus gobernantes no permitió un cambio de su política. En el caso de los británicos, al inicio de la guerra, el blitz logró lo opuesto, mayor resolución y el pago con la misma moneda. Hirohito, por otro lado, ante la tragedia de sus súbditos, prefirió rendirse que inmolarse con su pueblo como le exigían sus militares.

Hoy día la cultura occidental de la que, querámoslo o no, somos parte se enfrenta al ataque de sus enemigos quienes en nombre de una religión intransigente utilizan actos de terrorismo para alcanzar sus objetivos ideológicos. Salvo en el caso de la España de Rodriguez Zapatero, no han logrado sus objetivos.

Al final, como decía LeMay, no hay guerras justas y los actos que en ellas se cometen no se miden en grados de moralidad. La responsabilidad del guerrero es vencer y lograr la supervivencia de su tribu. Es un imperativo que supera el ámbito de lo ético y moral pero que al final reconoce qué, por ese mismo motivo, la responsabilidad histórica de lo sucedido no se puede ignorar.

Hoy día se discute en los EE.UU. La construcción de una mezquita en las cercanías del lugar donde se erigía el World Trade Center. Aquellos que se oponen consideran este acto como un insulto a la memoria de los casi tres mil civiles que murieron en los ataques del 11 de Setiembre del 2001. Los que apoyan ese proyecto lo consideran como un intento de acercar ambas culturas en un lugar dedicado a la tolerancia de diversas religiones y filosofías.
Regresando a la figura de “Bomber” Harris. A pesar de las protestas provenientes de Alemania, al Mariscal se le erigió una estatua en Londres en la que se reconoce la inmensa deuda que tiene su pueblo con él. Construir una estatua similar en Hamburgo como muestra de tolerancia entre los enemigos de ayer hubiera sido un imposible.

En este asunto de la mezquita neoyorquina le doy la razón a los que se oponen a su construcción. Mi postura es intolerante contra una religión rehén del extremismo.

En lo referente a los “Wikileaks” la controversia es sobre la efectividad o no de persistir batallando en Afganistán en el conflicto contra el terrorismo islámico. Por ello en ambos campos uno encuentra progresistas y conservadores defendiendo o criticando la política actual en ese país y en Paquistán.

Alberto

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