


El comentario anónimo a una de mis entrada en este blog me empuja a este relato.
Hace ya algunos años, luego de haber pernoctado Munich y una dosis abundante de cerveza Bávara nos dirigimos al sur y en dirección de los Alpes suizos por una pequeña carretera que atraviesa una campiña matizada por pequeñas aldeas, castillos y palacios construidos por Ludwig II, el rey demente de Baviera. En su época, este personaje de dudosa sexualidad se enamoró perdidamente de la obra de Richard Wagner, y el rumor dice que del autor también. En su demencia Ludwig inició la construcción del castillo de Neuschawnstein. Muchos reconocen este edificio como el castillo del cuento de la Bella Durmiente, imagen que Disney popularizó en sus parques temáticos. Pero en realidad el “ cisne nuevo de piedra “ es un santuario a los ideales que hipócritamente Wagner ensalzaba en sus óperas Tannhauser y Lohengrin. En 1886, 14 millones de marcos en deuda, Ludwig fue depuesto y declarado loco. Tres días después, en circunstancias aun oscuras, se ahogaba en la playa del lago Starnberg.
La tarde que llegamos al pie de la colina de ese castillo quedé impresionado por lo imponente del edificio y la belleza de los bosques y las montañas que lo rodeaban. Subimos la pequeña montaña y esperamos pacientemente - entre los cientos de visitantes teutones que guardaban disciplinadamente su lugar en las colas de entrada - a la tour en inglés. El guía nos explicó no sólo los secretos del castillo sino las circunstancias del lugar. De acuerdo a esa historia, Ludwig fue depuesto entre muchas razones, por el costo de sus excéntricos proyectos que amenazaban con bancarrota estatal. Hoy día el gobierno de Baviera recauda una fortuna con el importe que genera el millón trescientos mil turistas que lo visitan anualmente, seis millones de Euros en 2004.
Esa noche salimos en dirección del lago Constance y la frontera suiza para pasar la noche en Chur y el día siguiente bebiendo más cerveza frente al Matterhorn, un imponente pico alpino que me recordó al Artesonraju en Caraz. Pero eso no viene al caso...al menos por ahora.
Alberto
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