
¡Ya tengo la prueba de la llegada del Anticristo!
Si observan la foto de arriba verán, con el mismo estupor que me causó a mí, a un falso sacerdote haciendo mofa del Sacramento de la Confesión.
Para los que conformamos esta cofradía intolerante que debe su nombre a nuestro mentor espiritual, Reverendo Tomás de Torquemada, este caso nos repugna, pero, a la vez, cumple un papel modélico para expresar nuestra censura y condenar a este hereje al fuego purificador de nuestra hoguera siempre alerta para detectar a los pecadores.
Como comprenderán, aquí hay un pecadote mortal, y, a menos que el supuesto confesor se confiese con un sacerdote de verdad, se irá de cabeza al reino de Belcebú. Sin embargo, aun confesándose, la ofensa a la Santa Iglesia Católica y Romana es tan descomunal, que el perverso no se salvará del purgatorio en la otra vida, ni de la pira inquisitorial en ésta.
En un ambiente lúgubre y pobretón, con humedad que descascara la pared y unos cuadros desvencijados, este pecardozuelo de pacotilla se apoya, irreverente y con displicencia en el gesto, en la pared del confesionario y simula escuchar los pecados de su cómplice en el mal, quien, justamente avergonzada, esconde su rostro con una mano ante el fotógrafo. Son, por lo menos, tres pecadores que tendrán que responder de su infame traición ante la Santa Madre Iglesia, representada por nosotros sus implacables guardianes y capitostes.
Propongo a los otros miembros de esta Santa Inquisición que el falso cura y la falsa pecadora que finge confesarse, ardan en la hoguera previo derecho a confesarse (esta vez de verdad) ante un cura real. Y para el fotógrafo, indigno cómplice de los condenados, propongo que se le extraigan las uñas y los dientes, uno por uno con un alicate, y sin el beneficio paliativo de la anestesia.
Ignacio, Inquisidor Titular y discípulo del Reverendo don Tomás de Torquemada, Sacerdote de la Orden Dominicana.
Si observan la foto de arriba verán, con el mismo estupor que me causó a mí, a un falso sacerdote haciendo mofa del Sacramento de la Confesión.
Para los que conformamos esta cofradía intolerante que debe su nombre a nuestro mentor espiritual, Reverendo Tomás de Torquemada, este caso nos repugna, pero, a la vez, cumple un papel modélico para expresar nuestra censura y condenar a este hereje al fuego purificador de nuestra hoguera siempre alerta para detectar a los pecadores.
Como comprenderán, aquí hay un pecadote mortal, y, a menos que el supuesto confesor se confiese con un sacerdote de verdad, se irá de cabeza al reino de Belcebú. Sin embargo, aun confesándose, la ofensa a la Santa Iglesia Católica y Romana es tan descomunal, que el perverso no se salvará del purgatorio en la otra vida, ni de la pira inquisitorial en ésta.
En un ambiente lúgubre y pobretón, con humedad que descascara la pared y unos cuadros desvencijados, este pecardozuelo de pacotilla se apoya, irreverente y con displicencia en el gesto, en la pared del confesionario y simula escuchar los pecados de su cómplice en el mal, quien, justamente avergonzada, esconde su rostro con una mano ante el fotógrafo. Son, por lo menos, tres pecadores que tendrán que responder de su infame traición ante la Santa Madre Iglesia, representada por nosotros sus implacables guardianes y capitostes.
Propongo a los otros miembros de esta Santa Inquisición que el falso cura y la falsa pecadora que finge confesarse, ardan en la hoguera previo derecho a confesarse (esta vez de verdad) ante un cura real. Y para el fotógrafo, indigno cómplice de los condenados, propongo que se le extraigan las uñas y los dientes, uno por uno con un alicate, y sin el beneficio paliativo de la anestesia.
Ignacio, Inquisidor Titular y discípulo del Reverendo don Tomás de Torquemada, Sacerdote de la Orden Dominicana.
Esto me parece una divertida joda contra la "santidad" de la iglesia católica y sus curas, en realidad me hace gracia y naturalmente a mi no me ofende en absoluto..... allá los tontos que ha logrado reunir como seguidores. ¿Cuál es la ofensa? Pienso que los únicos que se pueden ofender son los curas y los creyentes...... Pero a estas alturas ya ni ellos , la iglesia ya tiene ofensores mayores dentro de su propia grey, me refiero a la cantidad increíble de curas pederastas, ante esto, este chistecito "es un chancay de a veinte" y más bien habría que premiarlo por burlarse de una institución en decadencia.
ResponderEliminarNorela